miércoles, 24 de julio de 2013

CAPÍTULOS 9-11.

CAPÍTULO 9.

Harry había deseado no tener que volver a Doncaster. Volver a encontrarse de nuevo con las caras que hacía apenas tres semanas había dejado atrás.
Rick, su hermano pequeño, había insistido en volver. ¿Qué de malo había en aquel lugar? Jane y Richard, sus padres adoptivos, habían estado de acuerdo, una vez más, con el pequeño, y Harry no pudo más que lamentarse.  Tendría que volver a lidiar con el chico de ojos azules del que se había enamorado. Tendría que volver a escuchar los insultos, las bromas...Tendría que volver a comer solo en la mesa de la cafetería cuando Niall o Anna no estaban...Tendría que volver a la rutina que había odiado.


—¡Por fin en casa!—gritó Rick abrazando al pequeño oso de peluche que había dejado sobre el sofá "por si acaso".
Volvieron a deshacer las maletas, tras unas semanas recorriendo las comunidades de España, siendo Andalucía la que más atrajo su atención.
—Sí, en casa...
Tras un largo suspiro, subió a su habitación haciendo una llamada a Niall.
Buzón de voz.
Anna...
Buzón de voz.
Ian...
Buzón de voz.
¿Alguien disponible? Harry se tumbó sobre la cama, y deseó poder volver a España, y alejarse de Doncaster. No quería volver a vivir los últimos meses. No quería pensar en tener que aguantar el dolor, y la vergüenza de mirar a Louis a los ojos y ver que él no sentía nada.


El despertador sonó de nuevo, pero se negaba a levantarse. Había pospuesto la alarma unas cinco veces, y ya llevaba más de media hora de retraso. Se quedó un rato más tirado en la cama, aún adormilado, y decidió que lo mejor era darse una ducha.
Después de esta, se vistió con unos vaqueros ajustados, una camiseta gris marengo de manga larga, y una sudadera de cremallera de un gris más claro que la camiseta. No podía evitar estar nervioso por su segundo primer día de clase, y más sabiendo a quién se encontraría.

Media hora más tarde se encontraba caminando en dirección al campo de fútbol. Niall le había avisado tras responder a su llamada con un mensaje.
—¡Tío!—gritó saltando de su asiento, y dándole un abrazo a su amigo. Varias de las personas que estaban allí, se giraron para ver el motivo de aquel escandaloso grito.— Pensé que no ibas a volver. Joder, no has cambiado nada.
Harry negó riéndose con su amigo.
—Han pasado solo unas semanas. No es que pueda cambiar demasiado en ese tiempo. Simplemente el tono de piel... estoy algo más moreno. En España hace más sol.
Niall asentía volviendo a su sitio acompañado de Harry. Anna llegó unos segundos después, plantando un beso en la mejilla del chico de pelo rizado, y luego en la de su chico rubio preferido.
—Te echábamos de menos por aquí... Incluso él.
Harry desvió la vista hacia el lugar donde señalaba su amiga. El lugar estaba vacío. Siguió observando hasta encontrarse con la mirada que más temía. Ojos azules. Su mirada volvió a la de sus amigos. Anna se mordía el labio inferior, como disculpándose, y Niall simplemente miraba.
Harry se encogió de hombros, y volvió la vista hacia el campo. El entrenador había reunido al equipo para, como siempre, dejar claro lo que buscaba: la victoria.
Si algo no echaba de menos de ese equipo era el sentido que le daba aquel hombre al juego. Todo era ganar y, el fútbol, al menos para Harry, era más que eso.

El partido había comenzado. El capitán había sacado de centro con un chico nuevo que, al parecer, se llamaba Liam, según había dicho Niall.  El equipo jugaba en ataque casi todo el tiempo, excepto en algún momento que habían perdido el balón. Se notaba la diferencia entre el juego de uno  y otro equipo.

La mirada de Louis estaba fija en el campo. Hacía una media hora que el partido había acabado. Una victoria demasiado fácil para su gusto. 
El chico de ojos azules recordaba la forma de encontrar miradas con Harry. Había vuelto. Después de tres semanas había vuelto. No había dudado ni un segundo que lo haría, pero... ¿había sido por él?

Harry recorrió la cafetería tras la tercera hora de clase hasta sentarse en la mesa dónde estaban Niall, Anna y Alice, la hermana de Louis. Ese día podría irse a casa antes debido a que no tenía más clases, por lo que aprovechó para quedarse un rato más del acostumbrado.
—Buenas.—saludó Harry haciendo acto de presencia, mientras lograba sentarse en el banquito que rodeaba la mesa. Dejó su bandeja de comida, que consistía en dos piezas de fruta, un zumo, y un sándwich de pollo, sobre la mesa, y estuvo atento a las palabras que su amiga le decía.

Unos minutos más tarde, Ian, Zayn, James, Liam, el chico nuevo, y Louis se acercaron a su mesa.
—¡Bienvenido de nuevo, rizos!—sonrieron los primeros, chocándole la mano a Harry. Este les dedicó una media sonrisa apagada, y desvió la vista hasta el nuevo chico que se presentaba en esos momentos. Niall le dio una pequeña patada a Harry, dándole a entender algo que ni si quiera él mismo sabía. ¿Le gustaba el chico nuevo?
Liam sonrió tras estrecharle la mano, y desvió la vista hasta su amigo, a quien se le tiñeron las mejillas.
Louis miraba sin decir nada a Harry, y éste sentía la mirada sobre él, pero prefirió no girarse. Su corazón latía desbocado cada vez que cruzaba la mirada con él. Se sentía frustrado.
Alice le dedicó una mirada a su hermano que Harry no supo descifrar.
—Eh... esto. Este viernes, es decir, mañana, eh...
Alice interrumpió a su hermano.
—Este viernes nuestros padres se van de viaje, y hemos decidido hacer una fiesta. Alcohol, música... Lo típico. ¿Os apuntáis?
Niall miró a Liam, con quien parecía tener un código secreto...Anna asintió agarrando a su amiga, y desviando la vista hacia Zayn, que se mordía el labio inferior. Harry negó.
—Eh, yo prefiero no ir. Estoy cansado, y tengo que ayudar a mi familia con los últimos preparativos...
—¿Preparativos?— era Niall quien hablaba.
—Sí. El cumpleaños de mi hermano. Rick. Mi madre me ha dicho que si quieres venir, puedes hacerlo, Niall. Y tú, Anna.
Todos se quedaron en silencio...
—Bueno, y todos. No creo que moleste para nada. Rick aún no ha conseguido entablar demasiada amistad...
Inesperadamente Louis posó una mano en el hombro del chico de los rizos, y lo apretó con suavidad.
El pulso de Harry se aceleró lo suficiente como para que Louis lo notase, y sonriese para sí.
—Allí estaremos para ayudarte. Después vendrás con nosotros. —dijo Alice, sonriente.
Harry decidió al fin que no podía negarse.
—Sí. Está bien.


Eran las 18:30 del viernes. Anna y Niall venían en camino, y Alice había avisado que vendría un poco más tarde con los demás. El día estaba siendo más cálido que los anteriores. El sol brillaba tenue, y se colaba por las ventanas de la casa.
Harry salió al jardín trasero donde se encontraba su padre y su hermano Rick, terminando de colocar las mesas, y de inflar algunos globos.
—¡Harry, Harry!—el pequeño de la familia corrió hacia el chico del pelo rizado, sonriente, y se abrazó a su cuello.— Mamá me ha dicho que además de los primos y mis amigos, vas a traer a los tuyos. ¿Es verdad?
Rick lo miraba con ojos chispeantes de emoción, mientras Harry reía.
—Sí, así es. De hecho en un rato vienen a ayudarnos a preparar la fiesta.
Rick se encontraba emocionado, y no hubo un segundo de descanso en su reciente hiperactividad, ya que segundos después llegaron Niall y Anna. Los demás llegaron cinco minutos más tarde.
—Hey, Rick... Estos son Niall y Anna—dijo Harry señalándolos respectivamente. Rick sonrió ampliamente dándole un abrazo a cada uno.
Anna comenzó a reír.
—Es tan mono...
Alice, Liam, Louis, Zayn, Ian y James llegaron al momento. Rick se giró sorprendido del número de "amigos" que venían a ayudar.
—Y bueno, ella es Alice—el pequeño se acercó a la chica, abrazándola también, y así hizo con cada uno de los que habían llegado, excepto con Louis. Rick se quedó observando al chico.
—¿Tú eres Louis?
El chico de ojos azules y pelo castaño asintió, sin ninguna expresión en la cara.
—Mi hermano me ha hablado mucho de ti.
Harry sintió como su cuerpo comenzaba a arder. Louis miró al pequeño, y a Harry respectivamente, y comenzó a reír.
—Espero que haya hablado bien.
Rick sonrió ampliamente, abrazando, por fin, al chico.
Anna le dio un codazo a su amigo, riendo, y señalando el pequeño rubor de Louis, sin que este último se diese cuenta. Eso hizo que Harry sintiese su cuerpo más acelerado.

Jane llegó en ese momento, dándole un beso a sus tres hombres, como ella decía, y saludando a todos los amigos de Harry.
En primer lugar terminaron de colocar bien las mesas, hinchar los globos, y decorar el jardín. Todos se metieron en la casa, algunos ayudaron a la decoración, y otros en la comida.
—¿Necesitas que vaya a comprar algo, mamá?—Harry miraba a su madre interrogante.
Ella miró al frigorífico y quedó pensativa por un rato.
—Sí, por favor. Ve a comprar algo de harina, y...
Liam llegó acompañado de Niall.
—Nosotros iremos. Tenemos que recoger una cosa de mi casa, y no nos importa acercarnos.—El amigo de Harry hablaba algo cortado, pero sonriente.
Liam lo miraba con ternura.
Jane asintió sonriendo, y les pasó una pequeña lista de cosas que debía comprar. Después, encargó a Harry a preparar la cena de esa noche. Los preparativos se basaban en sándwiches y la tarta sobre todo.
Louis entró a la cocina acompañado de Anna y Zayn.
—¿Te ayudo, Harry?—Anna se acercó a él, rodeándole la cintura y dándole un beso en el hombro.
Él la miro de reojo y sonrió.
—Claro. Tráeme la pasta, por favor.
Anna asintió y fue hasta el armario, buscando la pasta. Esta estaba en un estante bastante alto. Zayn se había percatado de aquello y no tardó demasiado en ir a ayudarla. Alzó su mano,  y tras alcanzar el paquete de macarrones, se lo pasó a la chica de ojos verdes. Ella simplemente sonrió dulce, y se giró con el paquete en la mano.
Harry echó una mirada divertida a Zayn, el cuál sonreía de oreja a oreja.
Louis simplemente miraba la escena. Harry cocinando, sonriendo, y... Harry había hablado de él, y se sentía curioso.
Anna y Zayn desaparecieron de la cocina, justo antes de pedirles un último favor.
—Mierda...Mmm...—Harry miró hacia atrás, encontrándose con la mirada perdida de Louis.—Eh... Louis.
El chico de ojos azules reaccionó, mirándole tras pestañear varias veces.
—¿Puedes traerme un poco de queso? Está en el frigorífico.
Él asintió, dirigiéndose a él, y sacando el queso del estante. 
Lo puso sobre la encimera con cuidado, y comenzó a cortarlo como Harry le explicaba.
—Bien...Ahora échalos con cuidado en la olla. Vamos a derretirlo un poco junto al tomate.
Una vez lista la comida, Harry salió de la cocina acompañado por Louis, en absoluto silencio. No habían hablado más que de cómo cortar el queso, y de cómo verterlo en la olla. Después todo había sido silencio, silencio y más silencio, y eso hacía que Harry se frustrase.

—Hasta luego, mamá. Disfrutad de la noche. Seguramente me quede en casa de Niall.
Su madre asintió y se despidió de los chicos tras darle las gracias por tercera vez e invitarles a la celebración del cumpleaños del pequeño Rick al día siguiente por la tarde.

La gente comenzó a llegar entrada las 1 de la mañana. La música ya estaba a tope, el alcohol en un cuenco grande de ponche, un barril de cerveza, y varias botellas de vodka, ron, ginebra...
Los chicos se reunieron en el centro del salón. Ya se notaba el calor que emanaba de sus cuerpos debido al alcohol y la adrenalina. La música era estridente al igual que los gritos de los diferentes universitarios que estaban en la casa.
—VAMOS A JUGAR A LA BOTELLA.—propuso un Zayn algo ebrio.
A pesar de las oposiciones de algunos, al final el último botellín de cerveza que Zayn había tenido sobre sus labios, comenzó a girar en el centro.
—¡Alice y Harry!
Las parejas se iban besando, con mayor o menos pasión, dependiendo de la conexión entre ambos, o del ánimo de los demás.
—¡Liam y Niall!
—¡EH CHICOS, PRIMER BESO GAY! — Todos empezaron a reírse tras las bromas de Zayn.
Liam se acercaba lentamente a Niall, que respiraba nervioso. Estaba sonrojado por el incómodo momento, y por el efecto del alcohol. Las manos de Liam acariciaron la mejilla del chico rubio, para luego posar sus labios sobre esta y recorrerla hasta los labios de Niall, quién respondió a su beso con ganas. Se veía como sus lenguas jugaban, y ambos disfrutaban del beso.
El grupo comenzó a aplaudir y a gritar una vez que ambos chicos se separaron.
—Bien, ahora...—la botella comenzó a girar sobre el suelo cuando Ian la movió.— ¡Anna e Ian! UUUuuuuuu.— todos gritaban menos Zayn, que pareció estar más sobrio que nunca.
—¡No! Me niego. No. Esto es trampa. Tiradla de nuevo.
El grupo volvió a reírse de su amigo, que de repente había recobrado toda la seriedad.
Anna negó, mandándole a callar, y besando a Ian en los labios.
Era un simple juego.
Zayn se levantó enfadado, alejándose del grupo, y Anna lo siguió.
—Deja de creer que te pertenezco, Zayn. Me tuviste y me dejaste por el fútbol, o eso al menos es lo que me dijiste. Luego estuviste con otras chicas, y no te has vuelto a fijar en mí hasta que Harry se acercó presentándome como su novia. Deja de ser tan jodidamente egoísta y cínico. Deja de ser tan tú por una vez y piensa en los demás.
Zayn la miraba con los ojos vidriosos, y sin decir nada, pasó una mano por su cuello, atrayéndola lo suficiente como para rozar el labio inferior de ella con la punta de su lengua.
—Eres tan...—la chica notaba como sus ojos se inundaban en lágrimas que trataba de evitar derramar.
El chico de ojos marrones y pestañas espesas, sonrió.
—Soy tan...tuyo.
Anna no lo evitó más y dejó que alguna de las lágrimas recorriesen su mejilla, y se posasen en sus labios, humedeciéndolos.
Tras un momento dulce, ambos volvieron al grupo sin decir nada, ya que todos habían presenciado el momento.
—Venga, haced como si os hubiese tocado. Besaos ya—dijo Alice sonriente, animándolos.
Zayn negó mirando a su chica.
—Nos va a tocar, el destino lo quiere.
Y fue así. El destino lo quiso, y la botella los señaló a ambos, haciendo que se fundiesen en un beso dulce, tierno y pasional a la vez. Ambos se quedaron abrazados tras eso, haciendo que más de una de los que estaban en la fiesta se girasen para mirar quienes eran, riendo e inconscientes de que al día siguiente no recordarían nada.
La botella siguió girando, dándoles el turno a Ian y James, James y Alice, Liam y Anna, Anna y Zayn, de nuevo, y por último el beso que acabó el juego: Louis y Harry.
—No...No puedo. No quiero. No...—Harry negaba contra su voluntad. Su cabeza no le permitía hacerlo, y su corazón latía cada segundo por una afirmación de parte del chico de ojos azules que tenía frente.
—¡Harry, no puedes negarte! Todos lo hemos hecho y nadie se ha quejado. Además, es un puto beso. Nadie te está diciendo que te comas la boca con él.
Y en cierto sentido era lo único que quería hacer.
Harry miró a Louis, que estaba algo bebido, pero sin embargo consciente. Este se levantó lentamente y se acercó al chico de los rizos. Harry imitó su gesto y se acercó levemente.
Estaban a penas a unos centímetros de separación. Harry podía sentir el aliento de Louis en su boca, podía saborearlo. El chico de ojos azules lo miraba directamente a los ojos, y Harry sentía su corazón desbocado. No podía pensar en otra cosa que no fuese el sabor de sus labios, en tocar su piel...
—Vamos—susurró Louis casi rozando los labios del chico.—Sé que lo estás deseando...—rió levemente.
Harry se apartó, levantándose.
—Mejor lo dejamos para otro momento.
El grupo comenzó a llamar a Harry que se alejaba cada vez más.
—¡Harry es un juego!
Lo que ellos no entendían es que para Harry no era solo un juego, y más cuando se trataba de besar a Louis Tomlinson.










CAPÍTULO 10.

La fiesta fue creciendo. La gente estaba cada vez más borracha, la música cada vez más alta, y la gente bailando, hablando, y follando. Era una jodida fiesta universitaria en toda regla. Harry había bebido, de hecho mucho. Se tambaleaba, y cuando lograba mantener el equilibrio era porque le venía una arcada.
Harry se acercó a Louis, que intentaba no beber demasiado.
—Hola—el chico de los rizos lo miraba, mordiéndose el labio, totalmente despeinado, y con sus ojos verdes vidriosos.
—Hola, Harry. Estás ebrio.
El chico de los rizos comenzó a reírse, acercándose a Louis más de lo normal, posando una mano en su mejilla.
—Louis, te quiero.
Harry comenzó a reírse de nuevo, sin apartarse del chico de ojos azules.
—Te quiero tanto...que hasta bebo para no pensar en lo guapo que estás esta noche...Y CADA DÍA...
Louis no pudo evitar la sonrisa que se dibujó en su cara.
—Sí, Harry... gracias.
—Louis—Harry tuvo una arcada que supo controlar antes de tiempo—, siempre voy a quererte. Aunque tú no quieras.
Después de eso el chico se alejó tambaleándose de nuevo, dejando a Louis preocupado y con el corazón latiéndole a mil por hora.

A medida que el tiempo pasaba la gente se iba marchando, la música era cada vez más tenue, y suave, y el ambiente de borrachera se reducía a Harry, Ian, James y Anna. Los chicos estaban tirados en el suelo, menos Harry que seguía tambaleándose y vomitando en cada esquina de la casa. Anna, en su caso, estaba tumbada sobre el pecho de Zayn, el cual le acariciaba el pelo, y refrescaba con un abanico que Alice le había ofrecido.

—Hasta mañana—se despidió Louis dejando a James y a Ian al cargo de Liam y Niall que estaban sobrios. Zayn se encargó de llevar a Anna a su casa, y de cuidarla. Y Harry...
—Yo me quedaré con él, Alice. Ve a dormir. Limpiaré su vómito y le llevaré a la cama.
Ella sonrió. Su hermano no era así con cualquiera, y eso solo lo sabía ella. Tras darle un beso a ambos, se fue al piso superior.

Louis había limpiado cada rincón de la casa tras haber acomodado a Harry en el sofá y haberle aclarado el uso del cubo que había dejado a su derecha. Al parecer lo había entendido.
Louis miró al chico de los rizos que estaba más pálido de lo normal y le acarició la frente sudada, apartando los rizos que se le pegaban a esta.
—Eres un loco...Y todo porque me dijiste que me querías...
Harry comenzó a toser, inclinándose hacia el cubo, vomitando de nuevo. Louis se quedó allí, aguantando el cuerpo del chico, y limpiándole la boca una vez había vomitado.
—Harry. Vamos...—El chico de ojos azules, ayudó a levantarse al otro chico, que se encontraba débil. Pasó uno de los brazos de Harry por sus hombros, arrastrándolo hasta el baño. Comenzó a desnudarlo lentamente. La camiseta, los zapatos, calcetines, pantalones, hasta dejarlo en bóxers.

Harry desvió la vista hacia Louis, que lo observaba tranquilo, y bajo la mirada en seguida al encontrarse con sus ojos azules.
Louis lo acercó al lavabo, y comenzó a mojarle la cara, y el cuello, luego cogió su cepillo de dientes, lo embadurnó de pasta, y obligó a Harry a lavárselos por sí solo. Más tarde, lo llevo a su habitación, pasándole unas calzonas y una camiseta ancha gris, y acomodándolo en la parte izquierda de la cama.
—Te traeré un vaso de agua. Quédate aquí.
El chico de los rizos obedeció, y se quedó esperándole, pero la espera se hacía eterna, y Harry comenzó a sollozar. Sentía como el pecho se le encogía bajo la piel, y cómo se le entrecortaba la respiración. Harry hundió la cabeza en la almohada intentando ahogar el llanto que salía de su garganta.
Louis no había tardado en llegar, simplemente lo estaba observando desde el pasillo. Solo quería observar a Harry desde la oscuridad como durante tanto tiempo había hecho. Escondido.
Entró en la habitación, encendiendo la pequeña lámpara del escritorio.
 —Eh, eh...shh...—Louis comenzó a acariciar el pelo de Harry, intentando calmarlo.— Ya estoy aquí. No llores, Harry. Eh...
Harry alzó sus ojos vidriosos por el efecto del alcohol, que se pasaba por minutos, y las lágrimas.
—Lo siento...—se disculpó limpiándose con el pañuelo que Louis le entregaba.
Sin decir nada más, Harry bebió un trago del agua que este le había ofrecido y volvió a tumbarse en la cama. Para su sorpresa, Louis apagó la luz del escritorio, y tras cerrar la puerta se tumbó a su lado, buscando su mano para entrelazarla con la suya.
—Ahora estoy aquí, así que duérmete. Esta noche solo importamos tú y yo.
Después de esas palabras, y de la mano de Louis agarrando la suya, Harry consiguió dormirse.

CAPÍTULO 11.

Harry sentía más calor del acostumbrado tumbado en la cama. Por la noche se había despojado de la camiseta, y había conseguido deshacerse del edredón que le tapaba. En ese instante se encontraba con la cabeza de Louis respirando en su pecho, con la boca medio abierta, y el pelo alborotado. Su mano seguía cogida a la de Harry, con los dedos entrelazados, y la otra mano estaba al otro lado su cuerpo, teniendo el brazo de Louis alrededor de su cintura. Harry no quería moverse. Si había algo que le hiciese feliz era poder disfrutar de la cercanía de Louis en ese momento. Nunca habían estado tan cerca, al menos, no tan íntimamente.
No pudo reprimir el impulso de pasar una mano por su pelo, lo que no fue buena idea, ya que Louis se despertó sobresaltado. Alzó la vista hacia Harry, que se hizo el dormido, moviéndose a un lado e intentando deshacerse del agarre de este muy a su pesar; no quería que Louis pensase que lo había estado observando, aunque era la verdad.
Louis se levantó con cuidado de la cama, y miró la hora: las 8:30 am. Se pasó las manos por el pelo y observó el cuerpo de Harry, perfectamente esculpido y tatuado. En ciertas zonas de su torso se podía ver el brillo debido al sudor.
El chico de ojos azules, por primera vez, miraba a Harry. Lo miraba de verdad. Tenía el pelo revuelto de la cama, con los rizos pegados al cuello y otros despeinados sobre la almohada. Se movía constantemente, y durante unos segundos admiró la postura que acababa de coger.
Harry estaba esperando el momento perfecto para despertarse, y era ese. Se giró y abrió los ojos, sorprendiendo a Louis que apartaba la mirada rápidamente de su cuerpo.
—¿Te he despertado? Lo siento.—Harry negó a la pregunta de Louis, incorporándose y pasándose la mano por el pelo.
—Es el calor.
Louis asintió, sintiéndose nervioso. Había dormido pegado a ese chico, rodeando su cuerpo.
Harry ocultó la cara con sus manos y soltó un quejido de dolor.
—Odiosa resaca.
Louis se giró hasta el escritorio ofreciéndole más tarde un vaso de agua y una aspirina para el dolor de cabeza.
—Ten, esto te aliviará.
Harry tendió su mano para coger lo que el chico de ojos azules le había ofrecido.
—Gracias.
El chico de los rizos no era totalmente consciente de lo pasado la noche anterior. No sabía nada de su declaración de amor por activa y por pasiva, tampoco de la reacción de Louis, y aún no tenía del todo claro si había llegado a ocurrir algo más entre ellos que un simple roce.
Louis miraba a Harry, sin perder detalle de sus movimientos, y de cómo se movía algo inseguro al sentirse observado. El chico de ojos azules cogió la camiseta de la que Harry se había deshecho por la noche, la cual había tirado antes de apretarlo más contra su pecho, y susurrarle "te quiero" en sueños.
—Toma, póntela. Mi hermana puede entrar en cualquier momento, y no es cuestión de que te vea así. No quiero que piense algo que no es.
Harry alzó la vista hacia el chico de ojos azules, y por un lado se sintió herido, mas por otro le resulto gracioso el hecho de que Louis se sintiese culpable. ¿Es que había hecho algo?
Harry tomó la camiseta con cuidado, y tras dejar el vaso sobre el escritorio, se colocó la camiseta, incorporándose de la cama, tocando el suelo con sus pies descalzos.
—¿Desayunaremos?
Al parecer al chico de los rizos se le había pasado el mareo al instante. Ya solo quedaba felicidad en su rostro.
Harry miró a Louis que le miraba sin expresión.
—Por cierto...gracias.
El chico de ojos azules alzó las cejas, y después negó.
—No hay nada que agradecer. Simplemente date una ducha antes de ir a desayunar...hueles a vómito.
Harry abrió los ojos de par en par.
—GRACIAS, LOUIS. Eres muy amable por decirme eso.
Louis comenzó a reír a carcajadas, tendiéndole una toalla que acababa de sacar del armario.
—Te espero abajo.
Tras esas palabras, Louis salió de la habitación sin decir más.


El chico de los rizos bajaba por las escaleras descalzo, con el pelo mojado, y la toalla enrollada a la cintura de manera que se pudiesen ver sus abdominales y oblicuos bien marcados. Tenía el torso algo húmedo de la ducha, y pasaba una, dos y tres veces la mano por la curvatura de su cuello mientras se dirigía a la cocina, donde estaban Louis y Alice.
—¡Madre de Dios!—la chica se había girado con el plato de tortitas en la mano, abriendo los ojos de par en par, y haciendo que su hermano desviase la atención del periódico.
Incluso el chico de ojos azules quedó boquiabierto mirándole. Se le había secado la boca, y sentía el corazón latiéndole en la garganta.
—Eh...no sabía que ponerme, y no quería rebuscar en tu armario sin permiso.
Louis se levantó deprisa, y subió hasta su habitación cogiendo unos bóxers limpios, unos vaqueros ajustados y un sweater rojo.
Harry había entrado justo después de él.
—Gracias.
El chico de ojos azules entró en el baño, esperando a que este se cambiase. Dos minutos más tarde, llamaba a la puerta, con la intención de coger el secador.
—Después.
—Pero...los rizos.
Louis negó con la cabeza pasando una mano involuntariamente por el cabello mojado de Harry.
—Están perfectos.
Las pulsaciones de Harry se dispararon infinitamente al sentir el contacto de la mano de Louis acariciando su pelo. Curly hair.
—Bajemos, Alice ya ha preparado el desayuno.


El día era fresco. Harry agradecía que Louis le hubiese prestado un sweater lo suficientemente calentito como para poder estar así todo el día. Impregnado el olor de Louis, y uniéndose el suyo propio, se sentía realmente confortable con aquella prenda puesta.
—Tu madre nos dijo que sería por la tarde, así que creo que ya que nos invitó deberíamos llevarle algo a tu hermano.
Harry asintió sonriendo agradecido. Su hermano era un chico realmente impresionable, es decir, cualquier cosa que le dieses era como un nuevo mundo por descubrir para él. Era un chico aventurero, emprendedor, y totalmente feliz.

Louis caminaba unos pasos por detrás de ellos, llevando un ritmo más lento, dirigiendo su mirada continuamente hacia el móvil, al cual le dedicaba algunas tontas sonrisas.
¿De qué se reiría? pensaba Harry observando de reojo al chico de ojos azules. No podía evitar sentirse celoso de no ser el motivo que había llevado a esa sonrisa.
El color de la cara de Louis cambió de un instante a otro. El color dorado de su piel pasó a tono blanquecino, haciendo que sus ojos se agrandasen.
—¿Qué pasa?
Louis alzó la cabeza y negó, mirando al chico de pelo rizado.
—Nada. Es solo una noticia del equipo. Es algo confidencial...Y tú ya no estás en el equipo, por lo que...
Harry entendió a la perfección lo que el chico quería decir, ignorando la gran mentira del chico de ojos azules.


<<—Louis, te quiero.
Harry ríe.
—Te quiero tanto...que hasta bebo para no pensar en lo guapo que estás esta noche...Y CADA DÍA...
El chico de ojos azules le sonríe, como si estuviese completamente enamorado...
—Sí, Harry... gracias.
—Louis—Harry tuvo una arcada que supo controlar antes de tiempo—, siempre voy a quererte. Aunque tú no quieras.
El chico del pelo rizado se aleja...>>


Y lo único que puede preguntarse Louis es...¿de dónde han sacado ese vídeo?

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