miércoles, 24 de julio de 2013

CAPÍTULOS 14-16

CAPÍTULO 14.

La boca del chico de los ojos de ojos verdes se había secado, y su mandíbula colgaba hasta llegar al suelo, desencajada por completo; y al parecer no era el único. Niall y Zayn, que allí se encontraban, ponían el video una y otra vez para intentar, de verdad, escuchar lo que realmente había dicho. Ambos se giraron dando a entender que aquello era lo que decía, claramente. Harry podía escuchar el latido de su corazón en sus oídos. Su respiración se había acelerado, y sus manos estaban temblorosas apoyadas sobre el escritorio de madera de roble.
Louis, su Louis...¿le quería? No podía aún creerlo, y en cierto modo no quería creerlo. ¿Y si solo eran ilusiones? ¿Y si Louis estaba completamente borracho y lo dijo como respuesta a su estúpida frase? No. Louis había negado emborracharse por estar al cuidado de Harry.
Harry se pasó las manos por el pelo varias veces, dejando enredados sus dedos en él, cerrando los ojos seguidamente, intentando recuperar la calma. Aquel chico le quería, aunque él mismo no llegase a admitirlo.

—Esto no tardará en descubrirse, Harry, y dejarás de ser el centro de...—Anna había roto el silencio, y el mismo Harry le había parado.
—No. Déjalo estar.
—¿Dejarlo estar?—Ahora era Niall quien hablaba, que seguía agarrado de la mano de Liam.
Harry asintió.
—Él mismo debe decir lo que siente, si es que es real. No puedes forzar a una persona a hacer algo que quizás no desee hacer porque no está preparado o por...simplemente porque no es.
Liam apoyaba a Harry.
—Los padres de Louis son muy tradicionales, y eso de la homosexualidad no lo entenderían. Es el hijo perfecto, ¿no? Futbolista, popular, y lo más importante, con muchas pretendientas.— dijo remarcando la "A".
En cierto sentido las palabras de Liam fueron un golpe para Harry. ¿Si Louis fuese gay no lo aceptarían en su familia?
El nerviosismo del chico de los pelos rizados aumentaba por momentos. El corazón latía apresuradamente en su pecho, y la sangre le zumbaba en los oídos.
<<TRANQUILIZATE, HARRY>>, se ordenaba así mismo.
Sus amigos seguían hablando del vídeo y de la posible reacción de la gente al enterarse de la posible verdad.
—No. Olvidadlo—Harry interrumpía tras dar un vasto golpe en el escritorio.— Haced como si no hubieseis visto ni oído nada. Él...no quiero que se sienta mal, no quiero que le agobien...Además, chicos, es vuestro amigo. Puede que no sea la persona más...amable del mundo, pero yo...le quiero, y no quiero que él piense que intento hacerle daño. Así que, por favor, olvidadlo. Que quede entre nosotros.

El entrenamiento había empezado unas horas más tarde de la conversación con sus amigos. Harry había vuelto definitivamente al equipo, y ya lo habían colocado como titular.
—¡JUGAD PARA GANAR!—gritaba el entrenador mientras el equipo, dividido en dos, se disputaba un partido amistoso.
Harry se sentía hábil y rápido con el balón en sus pies. Podía sentir como el viento azotaba el cabello rizado, lanzándolo hacia atrás, y sentía el calor recorriendo su cuerpo, al igual que las gotas de sudor.
Se había propuesto encabezar la lista de goleadores del equipo, y eran los entrenamientos el momento de demostrar que era un campeón, de demostrar que el fútbol no solo era un hobby.
James, del equipo contrario, se acercó a él, intentando frenar su jugada. Rápidamente, Harry consiguió dar un pase al hueco a Ian, su compañero, quién ahora corría con el balón, llegando al área. Uno de los defensas del equipo consiguió frenar el ataque, impidiendo el gol.
—¡Mierda!—Harry apretó los puños, corriendo hacia Liam, que ahora llevaba el relevo.
Los regates de este eran rápidos y casi imposibles de parar. Con un movimiento rápido, Louis recibió con el pecho el pase alto de Liam. Habían pasado ya de medio campo, y Harry seguía parado, observando el juego de Louis.
—Si está en la izquierda, chutará con la derecha—se susurró.
Harry comenzó a correr a favor del viento. Notaba la velocidad que alcanzaba, y siguió hasta posicionarse algo más cerca de la portería, donde ya varios de su equipo se habían posicionado cubriendo al portero unos metros por delante.
Louis no miraba a ningún sitio en especial. No fijaba la vista en ningún momento, simplemente observaba.
Harry comenzó a acercarse a él. El corazón le latía con fuerza, y más aún cuando el regate fallido de Louis hizo que ambos se cayesen al suelo, uno encima del otro. El cuerpo del chico de ojos azules se encontraba bajo el de Harry, que se levantó lo suficientemente rápido, como para controlar el sonrojo repentino.
—¡Cuidado!—gritaba el entrenador desde el extremo del campo.
Harry le tendió una mano a Louis, la cual aceptó, levantándose, y dirigiéndose hasta el la banda para sacar.

—Buen partido, chicos. Ian, James, os quiero más fuertes. Louis, como siempre magnífico. Liam, buena defensa y ataque. Nuestros porteros bastante bien, y Harry... bien jugado.
La mirada de Harry cayó al suelo tras mostrar una sonrisa amplia. Al fin había podido demostrar de alguna forma, que era bueno.

El equipo se dispersaba en pequeños grupos. Liam, Ian, James y Harry se unieron en los bancos mientras daban un trago a su botella de agua.
—El partido del jueves será pan comido si seguimos jugando así.
Ian reía mientras James hablaba.
—Podremos darle caña—gritaba este, saltando, mientras Ian se sentaba en el banco, desatándose la bota.
—Lo conseguiremos.—dijo Harry, que en ese mismo momento había desviado la vista hasta Louis, quien le miraba fijamente con el reflejo de una sonrisa en sus ojos.
Y la verdad, es que no se supo bien por quien dijo Harry aquello.

CAPÍTULO 15.

Harry había esperado hasta el último momento, hasta que todos se habían ido del campo de fútbol para practicar algunos tiros a portería. Había estado ensayando durante varios días, y al fin había conseguido encontrar el ángulo perfecto y casi imposible de parar.
Notó como alguien aplaudía a su espalda.
—Entrenador—Harry se había girado deprisa.
—Veo que estás perfeccionando tu tiro...—el hombre de ojos oscuros se acercó a Harry, apoyando una mano en su hombro, y señalando una de las escuadras de la portería. —La escuadra derecha es la parte clave. Cuando un jugador chuta a esa escuadra, pocos porteros logran pararla. Hay pocos jugadores zurdos, y es por eso que se acostumbran a tirarse hacia la izquierda, parando los balones con facilidad...
El entrenador le explicaba varios trucos, y señalaba la habilidad de Louis, el capitán, para lograr alcanzar el puesto de "magnifico" que le habían colocado.

El chico de pelo rizado se había despedido del entrenador con la excusa de tener que ducharse rápido para ir a la siguiente clase. El vestuario estaba vacío. Abrió su taquilla y cogió lo necesario para meterse en las duchas. Dejó que el agua caliente recorriese su cuerpo, enjabonándose y aclarándose el pelo, y luego saliendo de la ducha con la toalla enrollada en sus caderas.
Se tomó su tiempo para secarse, y volver a vestirse con unos vaqueros negros que colgaba de sus caderas, haciéndolo más sexy, y una camiseta negra ajustada de media manga, bajo una sudadera de cremallera color pistacho. Se colocó unas converses del mismo color de su ropa, y salió.

La cafetería volvía a estar petada de gente. Había conseguido encontrar a sus amigos, otra vez, reunidos todos en una misma mesa. Zayn y Anna se encontraban de espaldas a la puerta, agarrados de la mano, y ella apoyando su cabeza sobre el hombro del chico, que le besaba el pelo con ternura de vez en cuando. James y Ian, como no, sentados juntos riéndose a carcajadas de la torpeza de Niall con un balón de fútbol. El chico rubio fruncía el ceño, poniendo pucheros que Liam lograba disipar con varias caricias. Alice estaba justo al lado de Liam, el cual también le prestaba bastante atención desde que ambos habían visto que sus vidas habían sido parecidas. Louis, sin embargo, estaba sentado, mirando a la nada, y algo separado del grupo.
Harry se acercó con rapidez, ocupando el hueco entre Louis y Alice. El chico de ojos azules le miró sorprendido sin esperar su llegada, y luego se enderezó, apoyando las manos sobre la mesa. Los presentes saludaron al chico de pelo rizado, el cual, en esos momentos, solo tenía ojos para Louis. Llevaba el pelo despeinado en forma de un pequeño tupé. Con una camiseta blanca con las mangas largas rojas, y unos vaqueros oscuros ajustados. Tenía los labios entreabiertos, por los cuales, en ciertos momentos, se pasaba la lengua inconscientemente provocando un hormigueo en el estómago de Harry.
—Esta noche tengo la casa sola para mí. ¿Os apuntáis a una fiesta?— James había envuelto los hombros de su mejor amigo, mirando a los demás, invitándolos a venir.
Ian, por supuesto, iba a asistir, y los demás no se negaron ninguno. Louis fue el último en contestar, que había dirigido primeramente una mirada rápida a Harry para ver como este asentía.
—Iré, aunque puede que algo más tarde.
En ese mismo instante, Harry salió disparado tras despedirse, dejando caer que se había olvidado la mochila en los vestuarios. Un poco más tarde el grupo que había estado en la cafetería se había dispersado, yendo cada uno hacia un lado distinto.

El vestuario estaba más oscuro de lo habitual. Varios focos se habían fundido y las ventanas por las que podía entrar algo de claridad se encontraban semi cerradas.
Había escuchado cerrarse la puerta un rato después de que él entrase, aún así hizo caso omiso, dirigiéndose a su taquilla.
Justo al cerrarla se encontró con dos océanos profundos azules y gélidos. Los ojos del chico que hacía que el corazón se le disparase como si fuesen fuegos artificiales la noche que marcaba el comienzo del nuevo año.
Louis lo miraba fijamente. Estaba tan jodidamente cerca. Y Harry podía sentir como el pulso se le disparaba, y como la boca se le secaba al ver a aquel chico pasar la lengua por sus labios y sonreía, cuando la bolsa de Harry chocaba contra el suelo.
Harry no podía apartar la mirada, a pesar de que lo deseaba. A penas podía alzar la cabeza sabiendo que se encontraría directamente con los ojos de ese chico, el cual lo traía por el camino de la locura.
¿Cómo podía, simplemente, hacer que su cuerpo reaccionase de esa manera solo con mirarlo?
Y lo que Harry se esperaba menos es que justo después de esa sonrisa, y de que lograse rescatar su mochila del suelo, el chico de ojos azules se alzase y rodease su cintura, acercándolo a él, y dejando que sus alientos se entremezclasen.
Podía notar la lengua del chico de ojos azules recorriendo la suya. Dejando que se llevase cada aliento, saboreando su boca, sus labios, su lengua... Harry no lograba encontrar tiempo para respirar, pero le dio igual cuando Louis enterró sus dedos entre la maraña de pelo rizado de él.
Poco después se encontraban separados, con Harry parado frente a un pasillo medio en penumbras, y la sombra del chico de ojos azules que se alejaba tras dejar su último aliento mezclado con el del chico de pelo rizado.



CAPÍTULO 16.

Harry seguía parado en el pasillo del vestuario. Aún no acababa de encontrar sentido alguno a ese mismo momento. Aún notaba el zumbido de la sangre en sus oídos, la lengua de Louis, el sabor de su aliento... Harry notaba el estómago revuelto, lleno de mariposas revoloteando y haciendo de las suyas...así como Louis se había apoderado, hacía unos instantes, de la boca de Harry.
—No...—Harry se susurraba. — Esto ha sido un sueño...un jodido sueño...
Y seguía repitiéndose eso hasta que logró, al fin, salir del vestuario, dejando que el viento refrescase su mente, al menos, un poco.

Había pasado más de una hora bajo la ducha, y ahora se encontraba en su habitación, sobre la cama, semi desnudo, e intentando despejar su mente, sin lograr conseguirlo.
No dejaba de pensar en aquel jodido beso que no era capaz de asimilar. Louis...su Louis le había besado, y no había sido un beso forzado. Nadie estaba allí más que ellos dos. Y la forma de pasar sus dedos entre sus rizos... El corazón se le aceleraba nada más de pensarlo.
Se incorporó posando una mano sobre su pecho, e intentando calmarse.

Dos horas después se dirigía a la casa de James acompañado de Liam y Niall, los cuales iban muy pegados, recordándole el reciente acercamiento.
<<¿Puedes dejar de pensarlo un instante, Styles? Ha sido solo...NO. NO HA SIDO SOLO UN BESO>> su mente se regañaba por pensarlo, y a su vez por negarlo. Louis le había besado, y punto.
Miró a sus amigos, ambos a su lado, vestidos con unos vaqueros claros, camisas, y un chaleco, en el caso de Niall, un jersey. Harry, en cambio, llevaba unos pantalones de pinza azules, una camisa blanca, y un jersey.

La fiesta era más grande de lo que esperaba. Habían invitado a más de la mitad del equipo de animadoras, más el equipo de fútbol al completo, además de cierta multitud de universitarios que se desplazaban alrededor de la barra y los barriles de cerveza. Había un grupo dispersado por el jardín, y otro por el patio trasero, ajardinado, también.
Ian y James salieron a saludar, antes de volver a reunirse con el grupo de animadoras, y algunos chicos del equipo, los cuales también se pararon a saludar a Harry y a Liam.
Niall se unió al grupo en el que se encontraban Anna y Alice, junto a Zayn y Liam, que las siguieron. Harry se unió a este más tarde, pasándose primero por la barra para encontrar algo fuerte.
—No deberías de beber.— Y no tuvo que girarse, ni encontrarse con sus ojos como para saber que esa voz pertenecía al chico que esa misma mañana le había besado sin avisar.
Harry se volvió hacia dónde se encontraba la voz. Apoyado en la barra, con un vaso en la mano, sonriendo de una manera que hacía que Harry se quedase sin respiración.
Y a él solo se le ocurría: << y tú no deberías besarme sin avisar>>, pero hubiese sonado estúpido, por lo que se calló, se encogió de hombros, y comenzó a llenar el vaso que había cogido de cerveza.

La fiesta había comenzado a ponerme ruidosa, por lo que el chico de pelo rizado se unió al grupito que se encontraba en la terraza, entre ellos Niall.
—Resulta gracioso saber que apenas llevamos tres meses juntos, y ya venimos a fiestas y eso...—un chico de pelo largo y liso hablaba sin parar, riendo estrepitosamente de cualquier cosa que dijesen, algo que les hacía sentir incómodos a algunos de los presentes.
Harry tocó el hombro de su amigo, apartándolo del grupo, y haciéndole prometer que nada de lo que dijese saldría de sus labios.
Una vez prometido, el chico de pelo rizado se dispuso a contar todo con pleno detalle, sabiendo que su amigo podría ayudarle.
—¿¡Y te b...!?—Harry logró callarle a tiempo, dándole después una pequeña colleja.
—Calla. Sí. Es...extraño.
Niall asintió, acercándose a su amigo, rodeándole los hombros con su brazo, andando cada vez alejándose más de aquel grupo.

Harry se había ido cuando Niall y Liam habían vuelto a encontrarse después de su llegada a la fiesta, y se encontraba sirviéndose la quinta cerveza de la noche. Anna había intentado convencerle de que no era bueno, y más sabiendo cómo se ponía tras las borracheras, pero a él le daba igual, solo le importaba que Louis volviese a echarlo sobre su cama, y que se acostase sobre su pecho durante toda la noche.

La música sofocó el ruido del jarrón roto en el suelo. James había llegado en el instante justo, palideciendo de tal forma que podía camuflarse en la pared.
Louis quitó la música, y se colocó sobre la mesa tras dar un grito, sin alterar ni lo más mínimo su tono de voz.
—¿Quién ha sido el maricón que ha roto el jarrón?
Un pequeño grupo de chicos comenzaron a reírse, llamando la atención de Louis.
—Eh, vosotros. ¿Qué os resulta tan gracioso?
Los chicos giraron la cabeza hacia Louis, mientras que ambos de ellos señalaban hacia el chico del pelo rizado.
—Creo que tu novio.
Los ojos azules de Louis se volvieron rojos de la furia, pero a Harry no le molestó. O al menos no le molestó el hecho de que le considerasen gay, algo que era, ni que le hubiesen emparejado con Louis, algo que deseaba...Lo único que logró perturbarle fue la reacción de Louis ante aquello.
Se acercó deprisa hacia el chico que había entonado aquella frase, soltando una risa, haciendo que de un momento a otro tuviese los huevos de corbata.
—¿Qué has dicho?—El tono glacial de Louis logró que el chico tuviese dificultad al tragar, y necesitase más de un segundo para pedir una ahogada disculpa.
Tras esto, Harry decidió que había visto demasiado, y dejó que James y Louis se encargasen de aquello.

Había comenzado a refrescar. Las noches de verano habían sido sustituidas por unas de otoño algo más frías. El jersey no era suficiente para lograr acaparar algo de calor, y el hecho de que una de las animadoras, borracha, le hubiese derramado el vodka, no ayudaba demasiado.
Harry caminó hacia el salón, encontrándose con el problema solucionado. James estaba sentado sobre la barra, junto a Louis, bebiendo lo que parecía ser agua...pero, ¿agua en una fiesta? Harry se acercó despacio.
—Eh, James. Me acaban de tirar, como puedes ver, una copa... ¿me dejas algo para cambiarme?
La mirada de Louis se posó en la camisa blanca manchada de Harry, que ya lograba transparentar su musculoso cuerpo, el cual se quedó tenso al ver que el chico de ojos verdes se había fijado.
A pesar de eso, no hizo bromas ni comentarios al respecto. Simplemente lo miró, y desvió la vista, más tarde, hacia James, que asentía dirigiéndose al piso superior, haciendo caso omiso de los comentarios cuando Harry comenzó a seguirlo.

El piso de arriba era tan amplio como la planta baja. Tres habitaciones, dos baños, y una pequeña sala con una terraza bastante amplia. Dentro de la habitación de James había una puerta que daba a una sala de juegos propia.
—Es muy grande—dijo mientras esperaba a que el chico le ofreciese una camiseta limpia.
Este asintió, tendiéndosela, y cambiándosela por la manchada.
—Yo me encargaré de lavarla, y te la llevaré cuando pueda.
El chico de pelo rizado asintió, sonriendo, y se puso la camiseta de mangas largas gris que el chico le había ofrecido, sobre la cual se colocó el jersey.

Una vez abajo, Harry comenzó a despedirse de Niall, Liam, Alice, Zayn y Anna, además de Ian y James, siendo este último el que lo acompañó hasta la puerta.
—Gracias por venir, tío. Nos vemos mañana.
El chico de pelo rizado sonrió asintiendo, alejándose tras darle un abrazo breve.

No había apenas tráfico, y solo se escuchaba el ruido de sus propias pisadas. La calle era silenciosa, y hacía bastante viento, lo que hacía de la escena algo macabra. El rugido de un motor rompió el silencio que habitaba en la calle, girándose hasta ver aparecer una moto, para ser exactos, una Honda negra y roja, que se deslizaba por la carretera, frenando justamente a su lado.
No hizo falta que el chico que iba sobre ella se quitase el casco para saber que era Louis Tomlinson, perfectamente ajustado en la chupa de cuero que llevaba.
—Sube—dijo a la vez que se quitaba el casco, ofreciéndoselo a Harry.— Queda aún un rato para llegar a tu casa si vas andando. A mí me coge de camino, así que...
Harry dudó un segundo, pero no lo suficiente como para que Louis volviese a colocarse el casco y marcharse.
Se acomodó detrás de Louis, intentando mantener ciertas distancias.
—Agárrate fuerte, no quiero que te caigas. Eres mi jugador preferido.
Un segundo antes de que Louis cogiese las manos de Harry y las pusiese alrededor de su cintura, Harry estuvo a punto de soltar el casco y girar a Louis para besarlo. Simplemente quiso hacerlo, tuvo ese impulso que reprimió.

Veinte minutos después se encontraban frente de la casa de Harry. El chico se había bajado algo mareado al sentir como el alcohol le subía a la cabeza, mientras que el chico de ojos azules, imitaba su gesto para ayudarlo a quitarse el casco.
—Gracias—susurró el primero, mostrándole una sonrisa algo tímida.
Louis negó, respondiendo a esta.
—No es nada, Haz.
Hazza, o Haz, como solían llamarle, sonaba aún mejor de los labios de Louis. Aquello había hecho que la sonrisa de aquel chico se ensanchase.
—Buenas noches, Lou.—se atrevió a decir.
Antes de que se diese cuenta, Harry ya estaba entre los brazos de este, con el corazón acelerado.
—No vuelvas a llamarme así, Styles.—Y después sus labios se encontraron en un beso más dulce que el de esa mañana, que había sido todo lenguas y desesperación.
El chico de pelo rizado se apartó poco después, de mala gana.
—¿Y...?
El otro chico lo calló, pasando una mano por su mejilla.
—Que sea un secreto. Al menos por ahora...Harry.
El otro chico asintió, y antes de alejarse, volvió a besar los labios dulces de Louis.

Había sido un beso de despedida, pero obviamente, no definitiva, un beso de buenas noches, un beso que marcaba el principio de algo, quizás, bonito.

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