CAPÍTULO 14.
La boca del chico
de los ojos de ojos verdes se había secado, y su mandíbula colgaba hasta llegar
al suelo, desencajada por completo; y al parecer no era el único. Niall y Zayn,
que allí se encontraban, ponían el video una y otra vez para intentar, de verdad,
escuchar lo que realmente había dicho. Ambos se giraron dando a entender que
aquello era lo que decía, claramente. Harry podía escuchar el latido de su
corazón en sus oídos. Su respiración se había acelerado, y sus manos estaban
temblorosas apoyadas sobre el escritorio de madera de roble.
Louis, su
Louis...¿le quería? No podía aún creerlo, y en cierto modo no quería creerlo.
¿Y si solo eran ilusiones? ¿Y si Louis estaba completamente borracho y lo dijo
como respuesta a su estúpida frase? No. Louis había negado emborracharse por
estar al cuidado de Harry.
Harry se pasó las
manos por el pelo varias veces, dejando enredados sus dedos en él, cerrando los
ojos seguidamente, intentando recuperar la calma. Aquel chico le quería, aunque
él mismo no llegase a admitirlo.
—Esto no tardará en
descubrirse, Harry, y dejarás de ser el centro de...—Anna había roto el
silencio, y el mismo Harry le había parado.
—No. Déjalo estar.
—¿Dejarlo
estar?—Ahora era Niall quien hablaba, que seguía agarrado de la mano de Liam.
Harry asintió.
—Él mismo debe
decir lo que siente, si es que es real. No puedes forzar a una persona a hacer
algo que quizás no desee hacer porque no está preparado o por...simplemente
porque no es.
Liam apoyaba a
Harry.
—Los padres de
Louis son muy tradicionales, y eso de la homosexualidad no lo entenderían. Es
el hijo perfecto, ¿no? Futbolista, popular, y lo más importante, con muchas
pretendientas.— dijo remarcando la "A".
En cierto sentido
las palabras de Liam fueron un golpe para Harry. ¿Si Louis fuese gay no lo
aceptarían en su familia?
El nerviosismo del
chico de los pelos rizados aumentaba por momentos. El corazón latía
apresuradamente en su pecho, y la sangre le zumbaba en los oídos.
<<TRANQUILIZATE,
HARRY>>, se ordenaba así mismo.
Sus amigos seguían
hablando del vídeo y de la posible reacción de la gente al enterarse de la
posible verdad.
—No.
Olvidadlo—Harry interrumpía tras dar un vasto golpe en el escritorio.— Haced
como si no hubieseis visto ni oído nada. Él...no quiero que se sienta mal, no
quiero que le agobien...Además, chicos, es vuestro amigo. Puede que no sea la
persona más...amable del mundo, pero yo...le quiero, y no quiero que él piense
que intento hacerle daño. Así que, por favor, olvidadlo. Que quede entre
nosotros.
El entrenamiento
había empezado unas horas más tarde de la conversación con sus amigos. Harry
había vuelto definitivamente al equipo, y ya lo habían colocado como titular.
—¡JUGAD PARA
GANAR!—gritaba el entrenador mientras el equipo, dividido en dos, se disputaba
un partido amistoso.
Harry se sentía
hábil y rápido con el balón en sus pies. Podía sentir como el viento azotaba el
cabello rizado, lanzándolo hacia atrás, y sentía el calor recorriendo su
cuerpo, al igual que las gotas de sudor.
Se había propuesto
encabezar la lista de goleadores del equipo, y eran los entrenamientos el
momento de demostrar que era un campeón, de demostrar que el fútbol no solo era
un hobby.
James, del equipo
contrario, se acercó a él, intentando frenar su jugada. Rápidamente, Harry consiguió
dar un pase al hueco a Ian, su compañero, quién ahora corría con el balón,
llegando al área. Uno de los defensas del equipo consiguió frenar el ataque,
impidiendo el gol.
—¡Mierda!—Harry
apretó los puños, corriendo hacia Liam, que ahora llevaba el relevo.
Los regates de este
eran rápidos y casi imposibles de parar. Con un movimiento rápido, Louis
recibió con el pecho el pase alto de Liam. Habían pasado ya de medio campo, y
Harry seguía parado, observando el juego de Louis.
—Si está en la
izquierda, chutará con la derecha—se susurró.
Harry comenzó a
correr a favor del viento. Notaba la velocidad que alcanzaba, y siguió hasta
posicionarse algo más cerca de la portería, donde ya varios de su equipo se
habían posicionado cubriendo al portero unos metros por delante.
Louis no miraba a
ningún sitio en especial. No fijaba la vista en ningún momento, simplemente
observaba.
Harry comenzó a
acercarse a él. El corazón le latía con fuerza, y más aún cuando el regate
fallido de Louis hizo que ambos se cayesen al suelo, uno encima del otro. El
cuerpo del chico de ojos azules se encontraba bajo el de Harry, que se levantó
lo suficientemente rápido, como para controlar el sonrojo repentino.
—¡Cuidado!—gritaba
el entrenador desde el extremo del campo.
Harry le tendió una
mano a Louis, la cual aceptó, levantándose, y dirigiéndose hasta el la banda
para sacar.
—Buen partido,
chicos. Ian, James, os quiero más fuertes. Louis, como siempre magnífico. Liam,
buena defensa y ataque. Nuestros porteros bastante bien, y Harry... bien
jugado.
La mirada de Harry
cayó al suelo tras mostrar una sonrisa amplia. Al fin había podido demostrar de
alguna forma, que era bueno.
El equipo se
dispersaba en pequeños grupos. Liam, Ian, James y Harry se unieron en los
bancos mientras daban un trago a su botella de agua.
—El partido del
jueves será pan comido si seguimos jugando así.
Ian reía mientras
James hablaba.
—Podremos darle
caña—gritaba este, saltando, mientras Ian se sentaba en el banco, desatándose
la bota.
—Lo
conseguiremos.—dijo Harry, que en ese mismo momento había desviado la vista
hasta Louis, quien le miraba fijamente con el reflejo de una sonrisa en sus
ojos.
Y la verdad, es que
no se supo bien por quien dijo Harry aquello.
CAPÍTULO 15.
Harry había
esperado hasta el último momento, hasta que todos se habían ido del campo de
fútbol para practicar algunos tiros a portería. Había estado ensayando durante
varios días, y al fin había conseguido encontrar el ángulo perfecto y casi
imposible de parar.
Notó como alguien
aplaudía a su espalda.
—Entrenador—Harry
se había girado deprisa.
—Veo que estás
perfeccionando tu tiro...—el hombre de ojos oscuros se acercó a Harry, apoyando
una mano en su hombro, y señalando una de las escuadras de la portería. —La
escuadra derecha es la parte clave. Cuando un jugador chuta a esa escuadra,
pocos porteros logran pararla. Hay pocos jugadores zurdos, y es por eso que se
acostumbran a tirarse hacia la izquierda, parando los balones con facilidad...
El entrenador le
explicaba varios trucos, y señalaba la habilidad de Louis, el capitán, para
lograr alcanzar el puesto de "magnifico" que le habían colocado.
El chico de pelo
rizado se había despedido del entrenador con la excusa de tener que ducharse
rápido para ir a la siguiente clase. El vestuario estaba vacío. Abrió su
taquilla y cogió lo necesario para meterse en las duchas. Dejó que el agua
caliente recorriese su cuerpo, enjabonándose y aclarándose el pelo, y luego
saliendo de la ducha con la toalla enrollada en sus caderas.
Se tomó su tiempo para
secarse, y volver a vestirse con unos vaqueros negros que colgaba de sus
caderas, haciéndolo más sexy, y una camiseta negra ajustada de media manga,
bajo una sudadera de cremallera color pistacho. Se colocó unas converses del
mismo color de su ropa, y salió.
La cafetería volvía
a estar petada de gente. Había conseguido encontrar a sus amigos, otra vez,
reunidos todos en una misma mesa. Zayn y Anna se encontraban de espaldas a la
puerta, agarrados de la mano, y ella apoyando su cabeza sobre el hombro del
chico, que le besaba el pelo con ternura de vez en cuando. James y Ian, como
no, sentados juntos riéndose a carcajadas de la torpeza de Niall con un balón
de fútbol. El chico rubio fruncía el ceño, poniendo pucheros que Liam lograba
disipar con varias caricias. Alice estaba justo al lado de Liam, el cual
también le prestaba bastante atención desde que ambos habían visto que sus
vidas habían sido parecidas. Louis, sin embargo, estaba sentado, mirando a la
nada, y algo separado del grupo.
Harry se acercó con
rapidez, ocupando el hueco entre Louis y Alice. El chico de ojos azules le miró
sorprendido sin esperar su llegada, y luego se enderezó, apoyando las manos
sobre la mesa. Los presentes saludaron al chico de pelo rizado, el cual, en
esos momentos, solo tenía ojos para Louis. Llevaba el pelo despeinado en forma
de un pequeño tupé. Con una camiseta blanca con las mangas largas rojas, y unos
vaqueros oscuros ajustados. Tenía los labios entreabiertos, por los cuales, en
ciertos momentos, se pasaba la lengua inconscientemente provocando un hormigueo
en el estómago de Harry.
—Esta noche tengo
la casa sola para mí. ¿Os apuntáis a una fiesta?— James había envuelto los
hombros de su mejor amigo, mirando a los demás, invitándolos a venir.
Ian, por supuesto,
iba a asistir, y los demás no se negaron ninguno. Louis fue el último en
contestar, que había dirigido primeramente una mirada rápida a Harry para ver
como este asentía.
—Iré, aunque puede
que algo más tarde.
En ese mismo
instante, Harry salió disparado tras despedirse, dejando caer que se había
olvidado la mochila en los vestuarios. Un poco más tarde el grupo que había
estado en la cafetería se había dispersado, yendo cada uno hacia un lado
distinto.
El vestuario estaba
más oscuro de lo habitual. Varios focos se habían fundido y las ventanas por
las que podía entrar algo de claridad se encontraban semi cerradas.
Había escuchado
cerrarse la puerta un rato después de que él entrase, aún así hizo caso omiso,
dirigiéndose a su taquilla.
Justo al cerrarla
se encontró con dos océanos profundos azules y gélidos. Los ojos del chico que
hacía que el corazón se le disparase como si fuesen fuegos artificiales la
noche que marcaba el comienzo del nuevo año.
Louis lo miraba
fijamente. Estaba tan jodidamente cerca. Y Harry podía sentir como el pulso se
le disparaba, y como la boca se le secaba al ver a aquel chico pasar la lengua
por sus labios y sonreía, cuando la bolsa de Harry chocaba contra el suelo.
Harry no podía
apartar la mirada, a pesar de que lo deseaba. A penas podía alzar la cabeza
sabiendo que se encontraría directamente con los ojos de ese chico, el cual lo
traía por el camino de la locura.
¿Cómo podía,
simplemente, hacer que su cuerpo reaccionase de esa manera solo con mirarlo?
Y lo que Harry se
esperaba menos es que justo después de esa sonrisa, y de que lograse rescatar
su mochila del suelo, el chico de ojos azules se alzase y rodease su cintura,
acercándolo a él, y dejando que sus alientos se entremezclasen.
Podía notar la
lengua del chico de ojos azules recorriendo la suya. Dejando que se llevase
cada aliento, saboreando su boca, sus labios, su lengua... Harry no lograba
encontrar tiempo para respirar, pero le dio igual cuando Louis enterró sus
dedos entre la maraña de pelo rizado de él.
Poco después se
encontraban separados, con Harry parado frente a un pasillo medio en penumbras,
y la sombra del chico de ojos azules que se alejaba tras dejar su último
aliento mezclado con el del chico de pelo rizado.
CAPÍTULO 16.
Harry seguía parado
en el pasillo del vestuario. Aún no acababa de encontrar sentido alguno a ese
mismo momento. Aún notaba el zumbido de la sangre en sus oídos, la lengua de
Louis, el sabor de su aliento... Harry notaba el estómago revuelto, lleno de
mariposas revoloteando y haciendo de las suyas...así como Louis se había
apoderado, hacía unos instantes, de la boca de Harry.
—No...—Harry se
susurraba. — Esto ha sido un sueño...un jodido sueño...
Y seguía
repitiéndose eso hasta que logró, al fin, salir del vestuario, dejando que el
viento refrescase su mente, al menos, un poco.
Había pasado más de
una hora bajo la ducha, y ahora se encontraba en su habitación, sobre la cama,
semi desnudo, e intentando despejar su mente, sin lograr conseguirlo.
No dejaba de pensar
en aquel jodido beso que no era capaz de asimilar. Louis...su Louis le había
besado, y no había sido un beso forzado. Nadie estaba allí más que ellos dos. Y
la forma de pasar sus dedos entre sus rizos... El corazón se le aceleraba nada
más de pensarlo.
Se incorporó
posando una mano sobre su pecho, e intentando calmarse.
Dos horas después
se dirigía a la casa de James acompañado de Liam y Niall, los cuales iban muy
pegados, recordándole el reciente acercamiento.
<<¿Puedes
dejar de pensarlo un instante, Styles? Ha sido solo...NO. NO HA SIDO SOLO UN
BESO>> su mente se regañaba por pensarlo, y a su vez por negarlo. Louis
le había besado, y punto.
Miró a sus amigos,
ambos a su lado, vestidos con unos vaqueros claros, camisas, y un chaleco, en
el caso de Niall, un jersey. Harry, en cambio, llevaba unos pantalones de pinza
azules, una camisa blanca, y un jersey.
La fiesta era más
grande de lo que esperaba. Habían invitado a más de la mitad del equipo de
animadoras, más el equipo de fútbol al completo, además de cierta multitud de
universitarios que se desplazaban alrededor de la barra y los barriles de
cerveza. Había un grupo dispersado por el jardín, y otro por el patio trasero,
ajardinado, también.
Ian y James
salieron a saludar, antes de volver a reunirse con el grupo de animadoras, y
algunos chicos del equipo, los cuales también se pararon a saludar a Harry y a
Liam.
Niall se unió al
grupo en el que se encontraban Anna y Alice, junto a Zayn y Liam, que las
siguieron. Harry se unió a este más tarde, pasándose primero por la barra para
encontrar algo fuerte.
—No deberías de
beber.— Y no tuvo que girarse, ni encontrarse con sus ojos como para saber que
esa voz pertenecía al chico que esa misma mañana le había besado sin avisar.
Harry se volvió
hacia dónde se encontraba la voz. Apoyado en la barra, con un vaso en la mano,
sonriendo de una manera que hacía que Harry se quedase sin respiración.
Y a él solo se le
ocurría: << y tú no deberías besarme sin avisar>>, pero hubiese sonado
estúpido, por lo que se calló, se encogió de hombros, y comenzó a llenar el
vaso que había cogido de cerveza.
La fiesta había
comenzado a ponerme ruidosa, por lo que el chico de pelo rizado se unió al
grupito que se encontraba en la terraza, entre ellos Niall.
—Resulta gracioso
saber que apenas llevamos tres meses juntos, y ya venimos a fiestas y eso...—un
chico de pelo largo y liso hablaba sin parar, riendo estrepitosamente de
cualquier cosa que dijesen, algo que les hacía sentir incómodos a algunos de
los presentes.
Harry tocó el
hombro de su amigo, apartándolo del grupo, y haciéndole prometer que nada de lo
que dijese saldría de sus labios.
Una vez prometido,
el chico de pelo rizado se dispuso a contar todo con pleno detalle, sabiendo
que su amigo podría ayudarle.
—¿¡Y te
b...!?—Harry logró callarle a tiempo, dándole después una pequeña colleja.
—Calla. Sí.
Es...extraño.
Niall asintió,
acercándose a su amigo, rodeándole los hombros con su brazo, andando cada vez
alejándose más de aquel grupo.
Harry se había ido
cuando Niall y Liam habían vuelto a encontrarse después de su llegada a la
fiesta, y se encontraba sirviéndose la quinta cerveza de la noche. Anna había
intentado convencerle de que no era bueno, y más sabiendo cómo se ponía tras
las borracheras, pero a él le daba igual, solo le importaba que Louis volviese
a echarlo sobre su cama, y que se acostase sobre su pecho durante toda la
noche.
La música sofocó el
ruido del jarrón roto en el suelo. James había llegado en el instante justo,
palideciendo de tal forma que podía camuflarse en la pared.
Louis quitó la
música, y se colocó sobre la mesa tras dar un grito, sin alterar ni lo más
mínimo su tono de voz.
—¿Quién ha sido el
maricón que ha roto el jarrón?
Un pequeño grupo de
chicos comenzaron a reírse, llamando la atención de Louis.
—Eh, vosotros. ¿Qué
os resulta tan gracioso?
Los chicos giraron
la cabeza hacia Louis, mientras que ambos de ellos señalaban hacia el chico del
pelo rizado.
—Creo que tu novio.
Los ojos azules de
Louis se volvieron rojos de la furia, pero a Harry no le molestó. O al menos no
le molestó el hecho de que le considerasen gay, algo que era, ni que le
hubiesen emparejado con Louis, algo que deseaba...Lo único que logró
perturbarle fue la reacción de Louis ante aquello.
Se acercó deprisa
hacia el chico que había entonado aquella frase, soltando una risa, haciendo
que de un momento a otro tuviese los huevos de corbata.
—¿Qué has dicho?—El
tono glacial de Louis logró que el chico tuviese dificultad al tragar, y
necesitase más de un segundo para pedir una ahogada disculpa.
Tras esto, Harry
decidió que había visto demasiado, y dejó que James y Louis se encargasen de
aquello.
Había comenzado a
refrescar. Las noches de verano habían sido sustituidas por unas de otoño algo
más frías. El jersey no era suficiente para lograr acaparar algo de calor, y el
hecho de que una de las animadoras, borracha, le hubiese derramado el vodka, no
ayudaba demasiado.
Harry caminó hacia
el salón, encontrándose con el problema solucionado. James estaba sentado sobre
la barra, junto a Louis, bebiendo lo que parecía ser agua...pero, ¿agua en una
fiesta? Harry se acercó despacio.
—Eh, James. Me
acaban de tirar, como puedes ver, una copa... ¿me dejas algo para cambiarme?
La mirada de Louis
se posó en la camisa blanca manchada de Harry, que ya lograba transparentar su
musculoso cuerpo, el cual se quedó tenso al ver que el chico de ojos verdes se
había fijado.
A pesar de eso, no
hizo bromas ni comentarios al respecto. Simplemente lo miró, y desvió la vista,
más tarde, hacia James, que asentía dirigiéndose al piso superior, haciendo
caso omiso de los comentarios cuando Harry comenzó a seguirlo.
El piso de arriba
era tan amplio como la planta baja. Tres habitaciones, dos baños, y una pequeña
sala con una terraza bastante amplia. Dentro de la habitación de James había
una puerta que daba a una sala de juegos propia.
—Es muy grande—dijo
mientras esperaba a que el chico le ofreciese una camiseta limpia.
Este asintió,
tendiéndosela, y cambiándosela por la manchada.
—Yo me encargaré de
lavarla, y te la llevaré cuando pueda.
El chico de pelo
rizado asintió, sonriendo, y se puso la camiseta de mangas largas gris que el
chico le había ofrecido, sobre la cual se colocó el jersey.
Una vez abajo,
Harry comenzó a despedirse de Niall, Liam, Alice, Zayn y Anna, además de Ian y
James, siendo este último el que lo acompañó hasta la puerta.
—Gracias por venir,
tío. Nos vemos mañana.
El chico de pelo
rizado sonrió asintiendo, alejándose tras darle un abrazo breve.
No había apenas tráfico,
y solo se escuchaba el ruido de sus propias pisadas. La calle era silenciosa, y
hacía bastante viento, lo que hacía de la escena algo macabra. El rugido de un
motor rompió el silencio que habitaba en la calle, girándose hasta ver aparecer
una moto, para ser exactos, una Honda negra y roja, que se deslizaba por la
carretera, frenando justamente a su lado.
No hizo falta que
el chico que iba sobre ella se quitase el casco para saber que era Louis
Tomlinson, perfectamente ajustado en la chupa de cuero que llevaba.
—Sube—dijo a la vez
que se quitaba el casco, ofreciéndoselo a Harry.— Queda aún un rato para llegar
a tu casa si vas andando. A mí me coge de camino, así que...
Harry dudó un
segundo, pero no lo suficiente como para que Louis volviese a colocarse el
casco y marcharse.
Se acomodó detrás
de Louis, intentando mantener ciertas distancias.
—Agárrate fuerte,
no quiero que te caigas. Eres mi jugador preferido.
Un segundo antes de
que Louis cogiese las manos de Harry y las pusiese alrededor de su cintura,
Harry estuvo a punto de soltar el casco y girar a Louis para besarlo.
Simplemente quiso hacerlo, tuvo ese impulso que reprimió.
Veinte minutos
después se encontraban frente de la casa de Harry. El chico se había bajado
algo mareado al sentir como el alcohol le subía a la cabeza, mientras que el
chico de ojos azules, imitaba su gesto para ayudarlo a quitarse el casco.
—Gracias—susurró el
primero, mostrándole una sonrisa algo tímida.
Louis negó,
respondiendo a esta.
—No es nada, Haz.
Hazza, o Haz, como solían
llamarle, sonaba aún mejor de los labios de Louis. Aquello había hecho que la
sonrisa de aquel chico se ensanchase.
—Buenas noches,
Lou.—se atrevió a decir.
Antes de que se
diese cuenta, Harry ya estaba entre los brazos de este, con el corazón acelerado.
—No vuelvas a
llamarme así, Styles.—Y después sus labios se encontraron en un beso más dulce
que el de esa mañana, que había sido todo lenguas y desesperación.
El chico de pelo
rizado se apartó poco después, de mala gana.
—¿Y...?
El otro chico lo calló,
pasando una mano por su mejilla.
—Que sea un
secreto. Al menos por ahora...Harry.
El otro chico
asintió, y antes de alejarse, volvió a besar los labios dulces de Louis.
Había sido un beso
de despedida, pero obviamente, no definitiva, un beso de buenas noches, un beso
que marcaba el principio de algo, quizás, bonito.
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