CAPÍTULO 12.
Unas horas más
tarde, y con el regalo en mano, los tres chicos se encuentran en la casa de
Harry, en la cual ya están gran parte de los invitados.
Harry se acerca a
su hermano, cogiéndolo y abrazándolo, a la vez que le susurra
"felicidades". Rick sonríe, y envuelve el cuello de su hermano entre
sus brazos delgaduchos.
—Gracias, Haz.
El chico de pelo
rizado sonríe a su hermano, mientras lo deja en el suelo, dándole por último un
beso en la cabeza. Luego se dirige a su madre, quien lo abraza.
—¿Has bebido?—la
cara dulce que había en su cara, había desaparecido por completo dejando
entrever el tono de reproche.
—Solo fueron unas
copas, mamá. Es una fiesta, y ni si quiera me emborraché—mintió el chico de
cabello rizado.— Te prometo que no hice locuras.
Su madre torció el
gesto, el cual no tardó mucho en suavizar dándole un leve beso en la mejilla.
—¡Ve a saludar a tu
padre, anda!
Harry sonrió,
haciendo caso a su madre. Michael no estaba muy lejos de la mesa en la que se
encontraba su madre charlando con las demás madres y familiares cercanos.
—¡Buenas, papá!
Su padre sonríe
ante la evidente llegada de su hijo, dándole un toque en la espalda como
saludo. Luego sigue pendiente de la barbacoa y la charla que mantiene con uno
de los vecinos, padre de uno de los amigos de Rick.
—¿Y qué hago
ahora?—Louis se encontraba hablando entre susurros con su hermana, mordiéndose
el labio.
—Di la verdad a
Harry. Él no va a poder hacer nada, ni tú tampoco. En el momento que ese video
sea subido a youtube, no habrá vuelta atrás, así que, por favor, se honesto con
él.
Harry se había
acercado sigilosamente, y el hecho de escuchar su nombre dentro de una
conversación en la que no estaba presente le hacía sentir importante y a su vez
incómodo.
<<No hay de
lo que preocuparse>>, pensó.
—¿Qué pasa?
Louis y Alice
alzaron la vista hasta el chico del pelo rizado. Podía notarse un ambiente
tenso.
—Eh... Alice.
Era el chico de
ojos azules quien hablaba. Ella negó, levantándose y marchándose dejando una
frase en el aire:
—Eres tú el que
debe ser honesto.
Alice abandonaba el
rincón en el que se habían escondido.
—¿Qué pasa, Louis?
El poder saborear
en sus labios el nombre del chico hacía que el resto perdiese importancia.
—Es solo... El
mensaje. Un mensaje. Toma.
Louis le tendía el
móvil dejando ver la pantalla completamente en negro seguida de un chasquido y
un video de la noche anterior.
<<—Louis, te
quiero...>>
El chico de pelo
rizado cortó el video.
—¿Qué es esto?—su
nerviosismo era evidente. Sentía como su cuerpo cambiaba de temperatura, y como
su corazón comenzaba a latir precipitado. Incluso aquello era demasiado para
él. Una confesión cuando estaba borracho. Y lo habían grabado.— ¿Por qué es
esto?
Louis negó.
—Me lo enviaron
esta mañana. Cuando íbamos a por el regalo.
Harry miraba al
chico de ojos azules furioso.
—¿Seguro? Porque
parecías muy contento. ¿Es que no sabes nada? Porque es mucha casualidad que
durante tanto tiempo te hayas burlado de mí, y ahora salga este video. Estaba
jodidamente borracho y ni si quiera te molestaste en pararme cuando dije
aquella estupidez.
—No es mi culpa que
digas estupideces cuando estás borracho, y de todas formas, es real. Lo dijiste
cuando estábamos solos, y me lo volviste a decir ayer. No son estupideces,
Harry, estás jodidamente enamorado de mí, y si no tienes lo que debe tener un
hombre para admitirlo no es asunto mío.
El chico de ojos
azules le miraba indignado, sosteniendo el móvil sobre su pecho.
—Es tu problema si
lo suben a Youtube. No me importa una mierda lo que puedan pensar de ti. Eres
un puto maricón. Me importa más mi imagen que tu bien.
A Harry las
palabras del chico le sentaron como una patada en el estómago después de comer.
Le había dejado claro que no le importaba en absoluto lo que pensasen de él,
que no le importaba si lo pasaba mal o bien. Le era indiferente.
—Bien.—dijo intentando
tragar saliva.— Entonces será mejor que te vayas. Nadie quiere estar en la casa
de un maricón, ¿no es así?— con estas últimas palabras Harry se dio la vuelta,
marchándose de nuevo a la fiesta, y para su desgracia, limpiándose las lágrimas
que habían comenzado a bajar por sus mejillas justo antes de que pudiera
esconderlas de los ojos gélidos de Louis.
Una semana más tarde.
El vídeo había sido
todo un éxito en Youtube para la desgracia de Harry. Cada segundo que pasaba en
la Universidad era un completo bullicio; insultos, bromas, y poemas pegados en
su taquilla, diariamente.
Se había encontrado
con Louis por los pasillos más de una vez, y este lo había ignorado. Ni una
disculpa, ni un...NADA.
Harry se sentía, en
cierto modo, vacío. Sus amigos le apoyaban... Niall, Alice, Anna, e incluso
Zayn, que había dejado de comportarse tan gallito, y había comenzado a mirar
por el bien de los demás, y no por agradarse simplemente a sí mismo.
—Ignora los
comentarios. Son tontos. Eres como eres, Harry, y eso no lo puede cambiar
nadie. —las palabras de Zayn, en cierto sentido, alentaban a Harry, pero no
podía negar que se sentía, aún así, hecho polvo.
Harry le dedicó
media sonrisa a su amigo, levantándose de la mesa, y dirigiéndose a fuera.
—¡Eh, mirad, el
chico gay!—un grupo de chicos sentados alrededor de la mesa en la que había
estado sentado durante las últimas semanas, reían señalándolo.— Louis, tu novio
va para allá. ¿No lo sigues?
La capacidad de
indiferencia de Harry había aumentado en las últimas semanas. Las voces le
resultaban nada más que ruidos de fondo que no lograba identificar bien. Se
había encerrado en sí mismo, y a penas ya lograba escuchar el sonido de su
propia voz.
—¡Harry!—Anna lo
había estado llamando durante minutos, pero el chico de pelo rizado estaba
sumergido en sus pensamientos.— Tienes que salir de la burbuja, pero ya. No
puedes seguir así. No eres tú. Has perdido la consciencia de ti mismo.
Harry miraba a Anna
sin decir nada. No había palabras. No había respuestas. Ella lo miraba ignorando
su incapacidad de hablar, enfadada hasta las trancas por lo que podía notar.
—Se acabó. Me he
cansado, Styles. O hablas con Louis, o hablo yo.
Él la miró como
dejando entrever que prefería la segunda opción.
—Está bien, Harry,
pero esto no va a acabar nada bien...—susurró torciendo el gesto, y
dirigiéndose fuera del aula. Harry simplemente se quedó allí, dejando que las
últimas palabras de Louis destrozasen su mente, y su corazón.
Anna había
recorrido toda la universidad hasta encontrar a aquel chico.
—¡Cómo vuelvas a
dirigirle la palabra a mi amigo, te juro, Tomlinson, que te pegaré semejante
puñetazo que no volverás a meterte con nadie en tu puñetera vida de lo
deformado que te dejaré!—Anna gritaba frustrada en medio de los pasillos de la
Universidad. — Te reventaré, y no es una amenaza. Te lo digo completamente en
serio.
Louis seguía
impasible.
—Y...—Zayn cogió a
la chica, abrazándola por la espalda, y alejándola un momento del chico de ojos
azules.— Tranquilízate. Sabes que haces esto porque estás enfadada, pero eres
una chica tranquila, pausada, y no tienes que ponerte así por ningún concepto.
¿Bien? Vamos, nena.
Zayn alzó la mano
para acariciar la mejilla de la chica, que parecía volver a su estado habitual.
Más calmada se giró de nuevo hacia el capitán del equipo de fútbol.
—Y antes de volver
a decirle maricón a mi amigo, pregúntate tú mismo cuáles son tus propios gustos
sexuales.
El resto de
personas que se encontraban allí giraron la cabeza hacia la chica, asombrados.
—¿Mi
sexualidad?—Louis comenzó a carcajearse.— Tengo muy clara mi sexualidad.
Ella sonrió y antes
de girarse respondió:
—Está claro que no
has visto el video completo.
CAPÍTULO 13.
<<—Louis, te quiero.
Harry ríe.
—Te quiero tanto...que hasta bebo para no pensar en lo guapo
que estás esta noche...Y CADA DÍA...
El chico de ojos azules le sonríe, como si estuviese
completamente enamorado...
—Sí, Harry... gracias.
—Louis—Harry tuvo una arcada que supo controlar antes de
tiempo—, siempre voy a quererte. Aunque tú no quieras.
El chico del pelo rizado se aleja...>>
Si no fuese porque
el video se escuchaba algo distorsionado podía comprenderse a la perfección las
últimas palabras.
Louis se había
negado a verlo una vez más. Cinco habían sido suficientes para asegurarse. Una
más habría producido un ataque cardíaco. ¿Qué había hecho?, o mejor: ¿qué había
dicho?
El chico de ojos
azules se paseaba por su habitación, respirando entrecortadamente, pasándose
las manos por el pelo una y otra vez.
—No, no, no...
Estaba borracho. Tenía que estarlo—se repetía a sí mismo una y otra vez. Su
hermana, Alice, reía de aquel panorama.
—Al final eres tú
el que ha quedado como tonto, Louis.
Él alzó la cabeza,
mirando a su hermana que seguía riendo de aquella abochornante situación.
—Alice, ¿qué hago?
Debes ayudarme, por favor. Necesito borrar ese video...
Ella negaba.
—¿Lo entiendes
ahora? ¿Entiendes ahora como se sentía Harry? Te has burlado de él durante la
última semana. Ha soportado todo el peso del vídeo él solo; ahora no pretendas
que tu vida sea de oro.
Tras estas palabras
su hermana se marchaba, desapareciendo de la vista de Louis.
—¿Estás mejor?—Jane
acariciaba la frente de Harry. Estaba hirviendo. Llevaba dos días así, y no
había forma de bajar aquella fiebre.
El chico de pelo
rizado negó, cerrando los ojos. El dolor de cabeza era demasiado agudo.
Demasiado fuerte.
Su madre colocó una
toalla empapada en su frente tras besarla.
—Descansa. Volveré
en un par de horas.
Niall había vuelto
tras estar desaparecido por unos días con Liam. Estaba en su habitación,
sentado en el sillón de cuero frente a su cama.
—¿Cómo estás?
Harry abrió uno de
sus ojos, enfocándose en la cara de su amigo. Sonreía. Parecía feliz. Al menos
alguien lo era.
—Cansado. Débil.
Con ganas de irme de aquí.
Niall negó.
—Es una pena que no
te puedas mover, Harry.
El chico sonrió
ante la broma de su amigo, y cerró de nuevo el ojo. Poco después sintió el
contacto de las manos frías de Niall en su frente, que cambiaron el paño, para
volver a colocarlo refrescado.
—Gracias—susurró
débilmente.
El chico rubio de
ojos azules, sonrió, tocando levemente los rizos de Harry, recordándole el
contacto de las manos de Louis en su pelo.
Harry se retorció,
poniéndose algo tenso, mientras se regañaba por pensar, una vez más, en el
chico de los ojos de hielo.
Tres semanas después.
El entrenador había
insistido demasiado como para que Harry se negase una vez más.
—Quédate. Si
logramos la victoria te quedarás hasta que te gradúes, si perdemos, dejaré que
te marches.
Harry había
aceptado simplemente por aburrimiento.
Los chistes sobre
su sexualidad habían acabado, y solo había miradas disimuladas hacia él, y
hacia el chico de los ojos azules.
Hacía varios días
que no lo veía, y en cierto sentido, se sentía inquieto por aquello.
Había visto el
video, varias veces de hecho, después de los comentarios que había realizado su
compañera delante de toda la universidad.
No estaba claro lo
que se decía, pero estaba seguro de que él no había sido el último en hablar.
La cámara del móvil había estado grabando unos segundos más, y se había
recogido una frase más de lo que todo el mundo había podido oír.
Incluso Harry se
había quedado en shock cuando él mismo había visto la gran absurdez que había
cometido, y se regañaba por aquello, prometiéndose no beber más. Aún así no
había captado el verdadero significado de todo aquel barullo.
—¿Fue Louis el
último en hablar?—susurró Harry en la cafetería, rodeado de sus amigos. Zayn,
asentía, intentando explicar que a pesar de eso, nadie había captado bien la
frase, ya que se escuchaba muy mal.
—Aún así es fácil
de hacer que se entienda.—respondió Anna, agarrando la mano de su chico, y sonriéndole.
Zayn la miró alzando las cejas, divertido, sabiendo que era lo que quería.
—Me encargaré de
averiguarlo cuanto antes.
La chica de ojos
verdes se acercó hasta su chico estampándole un beso sonoro en la mejilla,
diciéndole, luego, un "te quiero" algo menos ruidoso.
Él sonrió como un
tonto, y tras devolverle el beso, se levantó alejándose de la mesa. Niall
apenas estaba metido en el tema, ya que estaba más pendiente de los besos que
Liam posaba en su brazo, en su mano, en sus dedos... Y cómo Niall reía debido a
las cosquillas que le producían.
Harry los
envidiaba. Era una envidia sana, pero aún así lo hacía. Deseaba poder estar así
sin miedo a lo que los demás pensasen. Deseaba poder besar así a su...chico.
Deseaba poder besar a Louis, y que este le correspondiera...
La habitación
estaba oscura, y el sonido de los altavoces estaban a máxima potencia. Zayn se
había encargado de modificar el tono de las voces, e intentar, con un programa,
subtitular las palabras. Lo había conseguido.
Los chicos se sentaron
alrededor del ordenador dejado que el video comenzase de nuevo, haciendo que
Harry volviese a avergonzarse de su actitud.
<<—Louis, te quiero.
Harry ríe.
—Te quiero tanto...que hasta bebo para no pensar en lo guapo
que estás esta noche...Y CADA DÍA...
El chico de ojos azules le sonríe, como si estuviese
completamente enamorado...
—Sí, Harry... gracias.
—Louis—Harry tuvo una arcada que supo controlar antes de
tiempo—, siempre voy a quererte. Aunque tú no quieras.
El chico del pelo rizado se aleja...>>
El cuerpo de Harry
comienza a arder, sus pulsaciones aumentan más de lo normal, se siente
sudoroso, y algo pálido a la vez que sus mejillas se sonrojan de manera
visible. El corazón de Harry se encuentra en esos momentos en su garganta, y no
por su actuación durante esa misma noche, ni por las palabras que ya había oído
de su boca una y otra vez, sino por la respuesta, por la última frase del video
que nadie había logrado escuchar, o que nadie había estado dispuesto a
desvelar. La frase que cambiaba el sentido a todo el video, dejando ver una
nueva realidad.
<< —Siempre
he querido, Harry.>>
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