CAPÍTULO 4.
El entrenador había
comenzado a decir nombres, uno por uno, de aquellos que entraban en el equipo.
Su nombre fue de los últimos a pesar de que había sido el primero en hacer la
prueba.
—Bienvenidos a
nuestro equipo. Aquí jugamos para ganar. Aquí jugamos en equipo. Aquí jugamos
para demostrar que no solo somos jugadores de fútbol, si no que somos una
familia unida haciendo nuestros sueños realidad.
A pesar de las
palabras del entrenador Harry solo se creyó la primera frase, y al parecer, el
resto del equipo pensaba lo mismo.
Ahora solo le
quedaba entrar al campo y empezar a demostrar que eso podía cambiar.
—¿Entonces has
entrado?—Niall abrazó a su amigo, y sonrió. — Me alegro tío. Te lo merecías.
Harry se sentía
nervioso, y a la vez feliz.
—Niall...
Su amigo alzó la
cabeza para mirarle a los ojos. Podía notar su nerviosismo.
—¿Qué pasa?
—Mmm... ¿sabes esa
sensación de que se te acelera el corazón cuando alguien está cerca...cuando te
toca...y sientes que puedes tocar el cielo simplemente cuando te mira?
—Sí. Supongo. Es...
amor.
A-M-O-R. ¿Harry.
A-M-O-R. Louis? La ecuación no cuadraba.
—¿Amor? ¿Estás
seguro? Puede que simplemente sea porque esa persona te intimida, ¿no?
—Harry. Si tocas el
cielo cuando os miráis a los ojos, es amor. Pero...¿es que tú sientes eso?
El corazón de Harry
se aceleró más de lo normal al ver como en un segundo podía cambiar todo. Dos
días atrás vivía feliz, con su familia, con un pasado algo difícil, pero aún
así, feliz. Hacía dos días era totalmente heterosexual.
—Puede ser. Aunque sigo
pensando que es intimidación.
Niall negó riendo.
—Anda, vamos...
Su compañero lo
empujó hasta la cafetería, donde cogieron una de las mesas de la esquina, cerca
de la que el chico de ojos azules, pelo castaño, y sonrisa perfecta ocupaba.
—Creo que es mejor
que nos vayamos de aquí, Niall. No...
Niall giró la
cabeza hasta el grupo de futbolistas.
—Harry, ahora sois
del mismo equipo. No te harán nada. Vamos. Vayamos a sentarnos con ellos.
MIERDA. Ese fue el
primer pensamiento que se le cruzó a Harry al ver como su amigo empezaba a
hablar con el capitán, que asentía y se desplazaba para dejarle un hueco.
Harry se acercó
lentamente. Mike, uno de los defensas que anteriormente le había llamado
maricón, le abrió un hueco y le dedicó una sonrisa, para su sorpresa, sincera.
Maricón... Bueno.
No era desacertada la palabra.
Pudo ver al
sentarse quién le quedaba frente. Louis.
Niall miraba a
Harry, y en cierto modo, comprendió la situación.
—¿De verdad tío?
Toda la mesa se
giró para mirar a Niall, que había hablado demasiado alto.
—¿Qué pasa?—Louis
miraba con el ceño fruncido al rubio de ojos azules.
—Nada. Es solo que
a veces me doy cuenta de cosas que no deberían pasar, y bueno, Harry me dijo
algo antes que... Nada. Olvidadlo. Es solo una tontería.
—No, cuéntanos
Niall. Será interesante lo que piensa nuestro amigo Harry.— Louis le miró de
refilón sonriendo pícaro.
—Es simplemente
que...
—Me gusta alguien.—
Harry había interrumpido la frase de Niall. No sabía cómo salvarse, por lo que
lo mejor era la verdad.
—¿Y quién es?
Quizás a alguno nos interese.
Harry decidió que
era lo mejor. Decir la verdad.
—No creo que os
interese.
Ese comentario hizo
reír a los chicos, incluso Louis, que parecía más nervioso de lo normal.
—¿Y quién es,
entonces? Ya que no nos la podemos tirar, al menos, tener el placer de saber su
nombre...
Harry, inocente, no
había pensado demasiado bien cómo reaccionar ante aquello, por lo que decidió
decir un nombre al azar.
—Anna—tendría que
haber alguna Anna por allí. En realidad, sí que había una. Era una chica un año
mayor que estudiaba periodismo musical en la misma universidad. Era algo
bajita, con curvas, y de pelo largo, ondulado. Tenía la cara redonda, con ojos
grandes y verdes, y una sonrisa bastante bonita.
Era tímida, aunque
divertida, y bastante profesional.
Los chicos lo
miraron dando a entender que no sabía a quién se refería Harry.
—Sí, yo la
conozco.— Interrumpió Niall. —Es esa de allí.
En ese preciso
instante, Anna había entrado en la cafetería acompañada de otra chica. Ambas
reían mientras se acercaban a la barra.
Louis volvió a
girar la cabeza hacia Harry.
—Acércate y díselo.
Todos giraron la
cabeza hacia Louis.
—¿Qué? No, no, no.
Es demasiado improvisado. No. Le diré algo cuando crea conveniente. Y...—Louis
lo miraba alzando una de sus cejas, riendo levemente, divertido.
—¿Y?
Se hizo un absoluto
silencio que se rompió al cabo de un rato gracias a la interrupción del
entrenador. Por el momento Harry estaba a salvo. Por el momento.
La clase trabajaba
en silencio. Niall, a su lado, comía algo, mientras terminaba de hacer los
ajustes para la cámara que utilizaría a la hora de grabar el partido del
siguiente fin de semana.
—¿Louis, tío?
¿Louis Tomlinson?—susurraba Niall mientras masticaba un trozo de patata.
—Es... raro. Lo sé.
No es algo que suceda a menudo. Y menos a mí. Y créeme que soy el último que
quiere sentir...amor por ese chico. Es cínico, engreído, egocéntrico,
superficial... y aún así puede hacer que el corazón se me vaya a salir por la
boca cuando lo veo. Siento que hago algo mal cuando estoy cerca de él...es como
si todo mi cuerpo se revelase al sentir eso, pero a la vez le gustase sentir
ese dolor. Es...
—Masoquismo.
Harry miró a su
amigo, y colocó la cabeza entre sus manos.
—¿Qué hago, Niall?
Este se levantó al
instante, y caminó unas mesas hacia delante. Anna se levantó y fue hacia la
mesa donde se encontraban ambos.
—Hola.— la chica
que había presentado como su "crush", estaba frente a él, mirándole
con una sonrisa dulce.
—Hey...soy Harry.
La chica aceptó la
mano que este le tendía pronunciando su nombre.
—Encantada, Harry.
Tu amigo me ha dicho que necesitas mi ayuda... Así que, dispara.
Harry miró a Niall,
que se había levantado de nuevo, y se alejaba hasta la mesa donde Anna se
encontraba sentada.
Era hora de contarle
la mentira del siglo.
—No te preocupes.—
dijo Anna, sonriendo.— Te ayudaré. Y ya de paso, obtendré tu ayuda.
—¿Sí?
—Uno de los chicos,
Zayn... bueno. Estuvimos durante unas semanas, y rompimos. Para él era más
importante el fútbol que yo, y quiero que vea lo que se perdió. Quiero que vea
que el fútbol es una pasión, pero que con el tiempo no puedes seguir viviendo
de ella. Las personas que están a tu lado, son las que permanecen, pasen los
años que pasen, contigo.
Harry sentía las
palabra de aquella chica de ojos verdes.
Palabras sinceras que realmente expresaban como había acabado tras esa ruptura.
—Está bien. Mañana...¿vienes
con nosotros a comer? Zayn hoy no ha estado, pero supongo que mañana vendrá.
Hay entrenamiento.
Anna asintió.
—Eso no me lo
pierdo.
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